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Nuevo pacto para la pesquería nacional

Nunca como hoy se encuentra más vigente este artículo de opinión publicado en el Diario Gestión el 25 de marzo del 2013.

Pedro Trillo

Publicado: 2014-01-16


John Allen Paulos, profesor de matemáticas de la Universidad de Temple, autor de “El hombre anumérico”, señaló hace pocos días en Madrid, que es necesaria “una población científicamente alfabetizada si se quiere salir adelante en un mundo en el que la ciencia tiene cada vez más importancia” y añadió: “hay una laguna que aún deja a las personas a merced de la manipulación de los poderosos y los charlatanes”.  

La edición de febrero de la revista científica Nature nos trae los argumentos de una controversia en la que Ray Hilborn, de la Universidad de Washington, rebate lo expuesto por Daniel Pauly, y concluye que las capturas no son un indicador científico de la abundancia de peces en el mar, con lo que se caen todos los pronósticos catastrofistas de los vendedores de miedo.

Las dos últimas semanas además de los coreanos y de la OPA hostil de China Fishery sobre Copeinca, tres fondos de inversión chilenos han tocado las puertas de las empresas peruanas ofreciéndoles compra, uno de ellos vinculado al Grupo Angelini.

En política pesquera, las peores maldades siempre nacen en estado de inocencia. Las autoridades con buenas intenciones y malos resultados han intentado ordenar el sector y en lugar de ello han producido la “gamarrización” del mar, y además debilitado el espíritu y la economía de los armadores y las empresas del sur.

Todas las posiciones en disputa sobre las ventanas de penetración en el sur, admiten que la anchoveta que compartimos con Chile es un solo stock. En política pesquera, la unidad de manejo es el stock. Si el armador chileno puede pescar desde la milla uno y el peruano desde la milla siete, existe contra nuestros nacionales un agravio comparativo.

La industria pesquera peruana, es la única industria estratégica en manos nacionales y fue defendida del apetito e intrusión del capital extranjero en el pasado. Hoy en día, los empresarios peruanos aun conservan las decisiones sobre el 80% de esta actividad.

Es necesario dejar en claro que la anchoveta no se encuentra sobreexplotada ni bajo estrés biológico. No existen señales de inestabilidad en la dinámica de la estructura poblacional o reducción en la edad de madurez sexual, los parámetros demográficos no lo indican. Sucede simplemente que, en ciertas circunstancias ambientales, el recurso no es accesible a la acústica submarina ni está disponible a la pesca.

El reto del Estado es compartir una visión para alentar al empresario nacional a mantener el control de una industria estratégica para la seguridad y soberanía alimentaria del Perú, ya que como señaló Reinhard Mohn fundador del grupo alemán Berteslmann, “la pérdida de capacidad de gestión política para construir el consenso en un país, causa más daño que la intervención armada de una potencia extranjera, y demuestra la escasa capacidad de aprendizaje de las estructuras autoritarias”.

El futuro del Perú exige un New Deal, un nuevo contrato social, un new engagement, un nuevo compromiso de fidelidad entre el Estado y sus empresarios pesqueros nacionales. Una visión estratégica de largo plazo que permita: garantizar racionalidad y estabilidad económica para la formación de capital, estimular el accionariado difundido para que miles de peruanos puedan participar de sus beneficios, y posicionar al Perú a través de sus empresas pesqueras en el control y dominio de distintos sectores de la industria de alimentos a nivel global.

Autor: Pedro Trillo

Publicado en Gestión el 25 de marzo, 2013 y en otros medios electrónicos


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